De nada sirvió los ruegos de la joven.
El sujeto apunto con el arma y no salió el tiro, la rastrillo nuevamente y apunto a su rostro. La bala sale y del rostro, un chorro de sangre.
Lo vuelve a hacer nuevamente.
Nuestro país cosecha dolor por todo lado.
La solución es aniquilarlos para tener paz?
o jugar con reglas de derechos humanos?.