Escuela Juan Sharup, fundada en 1995, cesó de dar clases pues su único maestro fue amenazado de muerte
E. Tiwiran disfrutaba la bendición de dar clases a diario desde el año 2012, cuando entró a trabajar de maestro en la escuela Juan Sharup, escuela a la cual asistían diariamente 31 alumnos entre niñas y niños.
Esta escuela se había fundado en el año de 1995 y desde entonces, cumplía a cabalidad los objetivos por los cuales, luego de mucho esfuerzo consiguió fundarse.
Lamentablemente, la zona ha vivido tensiones extremas desde hace unos 5 años con resultados muy trágicos entre los cuales se ha dado el cuatrerismo, el secuestros y asesinatos que se han vuelto comunes en ese sector sin que hasta la fecha, las autoridades hayan conseguido crear políticas de seguridad y producción que generen tranquilidad entre sus moradores.
El último hecho violento que provocó la renuncia del educador, fue el secuestro de su hija el día 28 de Mayo, cuando luego de salir del colegio, avanzaba hacía el sector La Loma, escuchando música. Repentinamente, un taxi amarillo la abordó; ella pensaba que le iban a preguntar alguna dirección, pero salió del auto un individuo barbado quien la agarro de un impulso y la metió en el asiento posterior del taxi.
Pudo reconocer al conductor y a la derecha de el, a la persona a la que algunos moradores de la zona, acusan de mentalizador de los últimos asesinatos que han causado conmoción en la provincia. Adentro, el la dijo: “usted va a pagar porque su papá anda acusando a mis hijos que ellos mataron a Luis Sharup (pocos días atrás)”.
Ella forcejeaba y gritaba; ventajosamente, había conseguido trabar su bolso en la puerta del taxi por lo que pudo lanzarse afuera y escapar, cerca de la curva del cementerio, en donde encontró a 2 compañeras.
La fiscalía ya está al tanto de esta denuncia como también se espera, lo esté al tanto de la muerte del señor Luis Sharup, al que pocos días atrás, en la misma zona, fue encontrado muerto de manera indecible por sus familiares, incluido su tierno nieto. Años antes, ya habían perdido también a una madre y hermana con discapacidad, encontrados muertos en la orilla del río sin que hasta la fecha, ni una sola de estas victimas haya recibido justicia.
Esta razón y la incompetencia absoluta de las autoridades locales y provinciales juramentadas en velar la paz y el orden y que cobran por “servir”, han traído como consecuencia que los niños dejen de recibir clases como mal menor; y, zozobra y muerte con tortura como mal mayor.