Alberto Acosta, economista, integrante del movimiento político Montecristi Vive, y exmilitante de Alianza PAIS evalúa la situación política y económica del Ecuador. Aunque no tiene ninguna aspiración electoral ni de un cargo público, se mantiene comprometido con el país. Su aspiración como ciudadano es que se abra el diálogo y se construya un país democrático.
¿Cómo evalúa la política actual en el país?
Es un proceso interesante que podría sintetizarse desde la expresión cada vez más masiva, entusiasta y comprometida de amplios segmentos de la sociedad en diversas partes del país que expresan su rechazo a algunos elementos del Gobierno. No es solo de un sector político, ni de un grupo social o región, esto comienza a generalizarse y a tomar la característica de una movilización que la vivimos en el 2005 cuando se generó la rebelión de los indignados.
No es solo Quito donde se han dado diferentes movilizaciones en meses pasados... comienza a ser espontáneo en distintas partes del país.
¿Qué cree que ha motivado este tipo de movilizaciones?
La gente comienza a expresar su malestar por diversas razones. En los últimos días aparece como que la causa de toda esta explosión ciudadana, este reclamo popular, radica en el impuesto a las herencias, pero eso ha sido como la gota que derramó el vaso. Han existido algunos elementos que molestan a la ciudadanía: el hecho que el Gobierno no quiera cumplir su compromiso de pagar el 40 por ciento para las pensiones jubilares, el que le haya metido la mano al fondo del magisterio, que haya establecido límite a las utilidades de los trabajadores y como contrapartida de amnistía tributaria a grandes grupos económicos.
¿Fueron correctas las medidas como la aplicación de las salvaguardias por la caída del precio del petróleo?
El tema de las salvaguardias es algo que tendríamos que aceptarlo como inevitable, pero porqué llegamos a estas circunstancias, porqué no se tomaron medidas similares anteriormente, porqué el Gobierno no tuvo una concepción estratégica de país para participar del mercado mundial. Teniendo recursos, conociendo los problemas internacionales, (Correa) no tuvo la capacidad para tener una estrategia adecuada y entonces estamos cosechando el hecho de que no hay una transformación en la matriz productiva.
En Alianza PAIS varios de sus militantes han renunciado por desacuerdos ¿qué pasa?
Sin lugar a dudas, hay una crisis dentro de Alianza PAIS que no ha logrado consolidarse tanto en fuerza política democrática con capacidad para tomar decisiones autónomas y participativas. La mayoría de decisiones se asumen en Carondelet, la persona que lidera eso es el presidente Rafael Correa, el caudillo del siglo XXI.
¿Debería preocuparse por estas manifestaciones el Presidente?
Por supuesto, creo que está muy preocupado y tiene que comenzar a preocuparse para darse cuenta que alguna de las cosas que está haciendo sobretodo en los últimos meses, están equivocadas.
¿Existe la revolución ciudadana al momento?
Yo creo que de revolución no hay nada, de ciudadana cada vez menos. El Presidente ya reconoció que no está en plan de revolución, está en plan de modernización del capitalismo.
Como ciudadano, ecuatoriano y político, ¿qué aspiraciones tiene?
No tengo ninguna aspiración electoral ni de ningún cargo público. Creo desde algunos ámbitos ya cumplí mi tarea, pero sigo comprometido con el país. Mi mayor aspiración es que logremos abrir la puerta a un proceso que nos permita construir democráticamente una sociedad democrática. No podemos llegar a tener como producto final una sociedad democrática si el camino es autoritario como el que estamos viviendo ahora. www.eltiempo.com.ec