Quito (Pichincha).- La Premio Nobel Rigoberta Menchú, mediante una carta dirigida al Papa Francisco pide respaldar la construcción democrática que se está dando en Ecuador.
“En Ecuador se está construyendo un proceso hacia un verdadero Estado Plurinacional establecido en la nueva constitución. Un país donde las ecuatorianas y ecuatorianos de buena voluntad, liderados por el Presidente Rafael Correa, han definido una ruta democrática propia y avanzan en la dignificación de la vida de toda la ciudadanía. Un país donde también se trabaja intensamente para hacer prevalecer los derechos de la Madre Tierra, tal el caso de la lucha del pueblo y del Estado en contra de la Compañía Chevron-Texaco por la destrucción de la amazonia ecuatoriana” expresa Menchú en su carta.
Además resalta a Ecuador como un ejemplo y una luz de esperanza para los pueblos latinoamericanos, que han padecido injusticias históricas.
Lea la carta:
Tengo el enorme privilegio y honor de saludarle y expresarle mis más profundas muestras de admiración y respeto. Desde lo más profundo de mi corazón deseo que el Creador bendiga sus pasos durante su peregrinación junto al hermano pueblo de Ecuador y de otros países de nuestra amada América Latina.
Su mensaje nos ha llenado de esperanza Santo Padre. Su llamado a toda la humanidad a favor del respeto a los derechos de los más desposeídos y su clamor en defensa de la Madre Tierra, nos conforta y alienta para continuar luchando por un mundo más igualitario en derechos y dignidad para todos. Nos ayuda a entender el sentido profundo de las palabras de Jesús: “amar al prójimo como a ti mismo” (Juan13:34), que nos llama a oponernos con determinación al sistema de explotación, opresión y discriminación que padecemos y a impedir la destrucción de la Madre Tierra en aras de la desmedida acumulación de riquezas para unos pocos.
Estoy plenamente convencida que la sabiduría, la espiritualidad y el testimonio de vida que Usted encarna, constituye un mensaje vivificador para los pueblos de nuestra América y para la humanidad entera. Nos exhorta a revivir los valores humanos y la esperanza de que es posible la construcción de nuevas relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y religiosas en nuestros pueblos y países. Por ello hago votos para que su voz y su alegría por la vida, ilumine los corazones de hombres y mujeres ecuatorianos.
Que encienda la llama que permita encaminar sus acciones en la búsqueda de un país armonioso, solidario, más humano, donde prevalezca la justicia social.
Santo Padre, su mensaje nos recuerda que el egoísmo y la ambición del ser humano han encarnado durante siglos la negación de vida y dignidad a nuestros pueblos y naciones. Frente a esta realidad, en nuestra América Latina, se están impulsando procesos de transformaciones sociales a favor del bien común de las grandes mayorías, excluidas históricamente.
En Ecuador se está construyendo un proceso hacia un verdadero Estado Plurinacional establecido en la nueva constitución. Un país donde las ecuatorianas y ecuatorianos de buena voluntad, liderados por el Presidente Rafael Correa, han definido una ruta democrática propia y avanzan en la dignificación de la vida de toda la ciudadanía. Un país donde también se trabaja intensamente para hacer prevalecer los derechos de la Madre Tierra, tal el caso de la lucha del pueblo y del Estado en contra de la Compañía Chevron-Texaco por la destrucción de la amazonia ecuatoriana.
Ecuador constituye hoy, un ejemplo y una luz de esperanza para los pueblos latinoamericanos, que hemos padecido y padecemos las mismas injusticias históricas. Un aliento para quienes no podemos ver con resignación y conformismo, cómo las grandes transnacionales saquean y destrúyen los bienes naturales de nuestros territorios.
Creo profundamente que su voz profética, dejará sabias enseñanzas y exhortaciones en los corazones de los ecuatorianos y ecuatorianas, para seguir actuando consecuentemente contra la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión. Nuevo aliento para hacer realidad el buen vivir y Ia plenitud de la vida para todos y todas. Guardo la esperanza de que con su presencia, su testimonio de vida y su mensaje, el hermano pueblo ecuatoriano podrá contar con un digno reconocimiento y un nuevo impulso para continuar avanzando en la construcción de un país cada día mejor.
Santo Padre, le pido al Corazón del Cielo y de la Tierra, que la espiritualidad de nuestros pueblos fortalezca su caminar por el mundo. Que mantenga siempre una voz de esperanza y que los corazones de los seres humanos se conviertan en tierra fértil para construir un mundo más igualitario, humano, digno y justo. www.elciudadano.gob.ec