Quito (Pichincha).- El historiador Jorge Núñez, a través del editorial “Oposición desorbitada”, analiza cómo los grupos detractores del cambio tratan de desorientar a la ciudadanía aduciendo que no hay independencia en los poderes del Estado. Nada más lejos de realidad, pues en pocos momentos de la historia se ha visto un país en el que se puede gobernar sin someterse a los caprichos de un sector. Y ante el fracaso de sus marchas violentas, Núñez enfatiza cómo la oposición toma el atajo del golpismo por medio del caos y la anarquía. A continuación el texto completo.
Leo opiniones opositoras que acusan a Rafael Correa de haber abusado del poder y de “haberse apoderado del control de las funciones del Estado” y a la Asamblea Nacional de “haberse sometido a la voluntad omnímoda del Presidente”. Hallo que esas opiniones, tal como se expresan, solo pueden provenir de la mala fe o de eso que Cantinflas solía calificar como “la falta de ignorancia”.
Comencemos por aclarar que los poderes del Estado son funciones independientes, que cumplen tareas diversas, aunque complementarias. Según la Constitución, al poder legislativo, en nuestro caso la Asamblea Nacional, le corresponde elaborar leyes, efectuar reformas constitucionales de cierta dimensión y tramitar otros proyectos de importancia para la vida del Estado. Por su parte, el Ejecutivo tiene, en general, la tarea de aplicar la Constitución y las leyes de la república, reglamentar las leyes aprobadas por el Legislativo y vigilar su cumplimiento por la ciudadanía.
A ese marco general, nuestro sistema constitucional le ha añadido una potestad adicional para el Poder Ejecutivo: la iniciativa para presentar proyectos de ley ante la Asamblea Nacional. Por tanto, cuando el Presidente de la República usa esta iniciativa, está actuando en estricto apego a la Constitución.
Ya en la teoría política, esto configura lo que se llama ‘sistema presidencialista’, que es un modelo de gestión en el que el Jefe de Estado ejerce el Poder Ejecutivo y puede orientar la labor del Poder Legislativo, pero sin negar a los legisladores su potestad de presentar proyectos de ley y, en nuestro caso, incluso permitiendo que el pueblo pueda hacer lo propio, según un trámite especial.
¿En dónde radica, pues, el supuesto abuso de poder que habría cometido el presidente Correa? En ninguna parte, salvo en la mente afiebrada de sus opositores.
Veamos ahora la otra acusación: Correa “se ha apoderado de todos los poderes” y la Asamblea Nacional “se ha sometido a su voluntad”.
Esa es otra tontería mayúscula, porque en democracia gobiernan las mayorías y fueron estas las que eligieron Presidente a Rafael Correa y le dieron a su movimiento político el control absoluto del Poder Legislativo, entregándole 100 de los 137 asambleístas.
Dicho de otra manera, el pueblo le dio al Presidente los medios para gobernar con eficiencia. Y esa decisión ha sido sabia, pues le ha dado gobernabilidad a un país antes ingobernable, le ha dado paz a un país antes sumido en la anarquía política de la partidocracia y le ha dado progreso a un país antes hundido en la miseria y el atraso, como consecuencia del saqueo oligárquico.
Ahora la derecha golpista y la izquierda antediluviana, que es su socia, claman porque vuelva el enfrentamiento de poderes, quieren que el Gobierno no pueda gobernar si no se somete a sus intereses y caprichos, se oponen a cualquier proyecto de ley que toque los bolsillos de los ricos. Es más, ante el fracaso de sus marchas violentas y la movilización popular a favor del Gobierno, se han lanzado por el atajo del golpismo y buscan sembrar el caos y la anarquía, buscando derrocar a un Gobierno legítimo y altamente popular./ Telégrafo- JV El Ciudadano
Quito (Pichincha).- El historiador Jorge Núñez, a través del editorial “Oposición desorbitada”, analiza cómo los grupos detractores del cambio tratan de desorientar a la ciudadanía aduciendo que no hay independencia en los poderes del Estado. Nada más lejos de realidad, pues en pocos momentos de la historia se ha visto un país en el que se puede gobernar sin someterse a los caprichos de un sector. Y ante el fracaso de sus marchas violentas, Núñez enfatiza cómo la oposición toma el atajo del golpismo por medio del caos y la anarquía. A continuación el texto completo.
Leo opiniones opositoras que acusan a Rafael Correa de haber abusado del poder y de “haberse apoderado del control de las funciones del Estado” y a la Asamblea Nacional de “haberse sometido a la voluntad omnímoda del Presidente”. Hallo que esas opiniones, tal como se expresan, solo pueden provenir de la mala fe o de eso que Cantinflas solía calificar como “la falta de ignorancia”.
Comencemos por aclarar que los poderes del Estado son funciones independientes, que cumplen tareas diversas, aunque complementarias. Según la Constitución, al poder legislativo, en nuestro caso la Asamblea Nacional, le corresponde elaborar leyes, efectuar reformas constitucionales de cierta dimensión y tramitar otros proyectos de importancia para la vida del Estado. Por su parte, el Ejecutivo tiene, en general, la tarea de aplicar la Constitución y las leyes de la república, reglamentar las leyes aprobadas por el Legislativo y vigilar su cumplimiento por la ciudadanía.
A ese marco general, nuestro sistema constitucional le ha añadido una potestad adicional para el Poder Ejecutivo: la iniciativa para presentar proyectos de ley ante la Asamblea Nacional. Por tanto, cuando el Presidente de la República usa esta iniciativa, está actuando en estricto apego a la Constitución.
Ya en la teoría política, esto configura lo que se llama ‘sistema presidencialista’, que es un modelo de gestión en el que el Jefe de Estado ejerce el Poder Ejecutivo y puede orientar la labor del Poder Legislativo, pero sin negar a los legisladores su potestad de presentar proyectos de ley y, en nuestro caso, incluso permitiendo que el pueblo pueda hacer lo propio, según un trámite especial.
¿En dónde radica, pues, el supuesto abuso de poder que habría cometido el presidente Correa? En ninguna parte, salvo en la mente afiebrada de sus opositores.
Veamos ahora la otra acusación: Correa “se ha apoderado de todos los poderes” y la Asamblea Nacional “se ha sometido a su voluntad”.
Esa es otra tontería mayúscula, porque en democracia gobiernan las mayorías y fueron estas las que eligieron Presidente a Rafael Correa y le dieron a su movimiento político el control absoluto del Poder Legislativo, entregándole 100 de los 137 asambleístas.
Dicho de otra manera, el pueblo le dio al Presidente los medios para gobernar con eficiencia. Y esa decisión ha sido sabia, pues le ha dado gobernabilidad a un país antes ingobernable, le ha dado paz a un país antes sumido en la anarquía política de la partidocracia y le ha dado progreso a un país antes hundido en la miseria y el atraso, como consecuencia del saqueo oligárquico.
Ahora la derecha golpista y la izquierda antediluviana, que es su socia, claman porque vuelva el enfrentamiento de poderes, quieren que el Gobierno no pueda gobernar si no se somete a sus intereses y caprichos, se oponen a cualquier proyecto de ley que toque los bolsillos de los ricos. Es más, ante el fracaso de sus marchas violentas y la movilización popular a favor del Gobierno, se han lanzado por el atajo del golpismo y buscan sembrar el caos y la anarquía, buscando derrocar a un Gobierno legítimo y altamente popular./ Telégrafo- JV El Ciudadano