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EL MERCADO DE NARANJILLA: ORIGEN Y ACTUALIDAD



Aproximadamente 5 mil habitantes viven en Limón. Cinco mil seres humanos que deben alimentarse diariamente para continuar con sus quehaceres y, la gran mayoría de ellos, se proveen de los productos que todos los domingos están listos en los mercados, para ser llevados a nuestras mesas.


Movidos por las leyes humanas de la Oferta y Demanda, se crearon dos polos mercantiles en la ciudad: en el Norte, el Mercado de la Naranjilla y en el Centro, como su nombre lo indica, el Mercado Centro.

Ambos tienen como todas las cosas humanas, sus orígenes y trajinares. Aunque inicialmente, según versión de mayorcitos, el primer mercado del pueblo estaba situado cerca al lugar donde hoy funciona CNT.

A este sitio llegaban serranos trayendo productos de esta región tales como nabos, coles, alverjas, harina o maíz. El medio de transporte era el ganado en cuyos cuerpos ataban sacos de tela con los productos a ser comerciados.

Los primeros clientes eran los mineros a más de los habitantes locales y más tarde el ejército.

El Mercado Norte, del cual tratamos en esta ocasión, es creado en la década de los 40 en presidencia municipal del señor Salvador León quien se encarga de trazar calles e incluso nombrar alguna alrededor de este mercado.


Limón vivía la bonanza de la naranjilla, producto que permitió que decenas de limonenses vivan el sueño americano en ese entonces. Se trabajaba duro y el producto de ese esfuerzo se transformaba en ingresos para educación, alimentación y vivienda de los productores y sus familias. El Mercado Norte se convirtió entonces en el Mercado de la Naranjilla, mismo que con el paso del tiempo, según se transforman las necesidades de los lugareños por las leyes de la oferta, demanda y globalización, se convirtió en un mercado más diverso incluso tomando servicios del Mercado Central, tales como el servicio de comidas y refrescos.

Lamentablemente el boom de la naranjilla se extinguió del cantón; salvo esporádicas ocasiones, no se ve las montañas de esta fruta que incluso se llegaba a podrir en los márgenes de las carreteras, dejadas allí quien sabe por qué razones de los productores. Sin embargo el nombre subsiste aun.


El mercado ahora es moderno comparado al suelo cienegoso que era usado como potrero medio siglo atrás. Existen proyecciones municipales de modernizarlo más aún. A el acuden los vendedores desde distintos lugares del país, quienes ya desde el sábado al atardecer acumulan los productos para tenerlos listos para el domingo. Es típica la presencia de los plátanos, yucas y papachinas, productos en lo general cosechados en el cantón, aunque también recientemente, empieza a hacer competencia a los locales, Logroño y otros lugares de Morona Santiago.

Se va volviendo típico también, el que las familias de la ciudad, disfruten de alguna comida o refresco en el lapso de compras, a más de entretenerse con alguna novedad que trae algún vendedor de afuera del pueblo.


El quesillo ha pasado a ser el producto más visible en este mercado, toneladas de este alimento son traídas desde lugares como El Pescado, Yabintza, Cunzta e Indanza para ser trasladados de aquí a la Sierra y Costa. Hemos sido testigos de cómo los cuencanos en ocasiones preguntan si el quesillo o la naranjilla son de Limón. Una especie de producto con marca de calidad.


Las familias hacen sus comprar domingueras, los taxis brindan sus servicios de transporte, las busetas traen y llevan gente. El ambiente es festivo. Colores fuertes contrastando entre si llenan este espacio de aproximadamente 5 mil metros cuadrados. Aromas de vegetales, frutas, fritada, tortillas y ornado acompañan el espectáculo visual en todo momento.


La presencia de Radio Limón no parece incomodar a nadie, nos brindan algún jugo o conversa, a veces quejas, como la de una señora que nos comenta que buscando el medio para su familia, tuvo que vivir una odisea al traer dos sacos pesados al mercado y por el mal temporal, tuvo que hacer transbordos caminando largos trechos sobre lodo y en lluvia y para colmo, cancelar dos veces pasajes. O la de una joven molesta que manifiesta que quienes limpiaban el paso de los deslaves, lo hacían para la autoridad como prioridad y luego no les importaba la suerte de los otros afectados, mucho menos aún a la autoridad.


Siempre abra alguna sorpresa en este mercado, alguna novedad, algún rostro que abra quedado en nuestro subconsciente siendo niños y al cual el tiempo, no abra mínimamente afectado ahora que lo miramos 30 años después.


El Mercado de Naranjilla, que mejor prueba en estos tiempos en los cuales se ha buscado dar respiracón boca a boca a modos de producción arcaicos y extintos en otros paises, de que la libertad de cientos de individuos para producir, comprar, vender o almacenar funciona como modo de producción para traer al individuo y a su familia, comodidad diaria sin un ente paternalista diciendo: esto compras pues esto te conviene.

Así continua la vida en el pueblo, en el Mercado Norte, el centro de la actividad comercial y política o artística de la ciudad. A veces lamentablemente, ignorando a quienes a fuerza de machete, minga y lampón lo crearon.


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