Las víctimas fueron dos niños, de 5 y 9 años. Ambos murieron envenenados por su madre, Lissa María Caiza. El hecho ocurrió en Pifo (Pichincha), el 27 de octubre de 2020.
Sentencia
Tras 10 meses de la muerte de los menores llegó la sentencia. Un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha encontró culpable a Caiza –en calidad de autora– del delito de asesinato, tipificado en el artículo 140, numeral 1, del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Y la sentenció a permanecer en la cárcel por 34 años y ocho meses.
La Fiscalía probó que los niños fueron envenenados la noche del 27 de octubre de 2020. Sus cuerpos fueron hallados la madrugada del siguiente día en un departamento ubicado en la parroquia quiteña Pifo. En el lugar vivían junto a su madre, quién intentó quitarse la vida tras cometer el doble crimen.
La fiscal de la Unidad de Personas y Garantías de Pichincha, Elba Garzón, presentó durante el juicio un conjunto de pruebas periciales, testimoniales y documentales que fueron valoradas por los jueces antes de emitir su veredicto.
Testimonio del padre de los niños
Entre las pruebas constaron: el testimonio del padre de los niños, quien narró cómo la noche en que ocurrieron los hechos, la procesada –vía telefónica– le indicó que le escribió una carta y le aseguró que se llevaría lo de ella, refiriéndose a los menores.
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A las 02:00 del 28 de octubre de 2020, él recibió otra llamada en la que Lissa Caiza le solicitó ayuda, pues se sentía mal debido a la ingesta de alguna sustancia tóxica. Una hora después, un agente de Policía le informó que debía acercarse a Pifo. Al llegar, el uniformado le informó que los niños estaban muertos.
Durante el juicio, la defensa de Lissa María Caiza intentó convencer al Tribunal de que los niños fallecieron producto del virus que produce la Covid-19 enfermedad que para la fecha ya habían superado.
La prueba pericial de Fiscalía echó abajo esa hipótesis. El examen médico-legista que se les practicó a los cadáveres reveló que la muerte se debió a una asfixia por broncoaspiración, edema pulmonar e intoxicación por una sustancia a determinar. El diagnóstico ‘post-mortem’ fue el mismo para ambos niños: los dos murieron por factores externos. Aquello fue corroborado por una pericia histopatológica, también expuesta por la fiscal Garzón.
No tenía problemas psicológicos
La valoración psicológica de la procesada confirmó que, cuando perpetró el crimen, estaba ubicada en tiempo y espacio. Sin embargo, en la diligencia ella negó haber victimado a los niños.
Además, Fiscalía presentó como prueba los testimonios del personal médico de las casas de salud en donde fue atendida Lissa María Caiza tras haber sido encontrada casi agonizante en su departamento por el personal de emergencias del Cuerpo de Bomberos.
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Un tercer cadáver
En el departamento donde ocurrió el doble crimen, la Policía encontró un tercer cadáver; se trataba de un hombre de 28 años, a quien su familia reportó como desaparecido el 25 de octubre de 2020.
Por este hallazgo, Fiscalía abrió una instrucción fiscal que se tramita en la Unidad de Personas y Garantías. Presuntamente, el hombre mantenía una relación sentimental con Lissa María Caiza.
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