Diego Armando Juela Morocho de 26 años de edad, era un padre soltero, oriundo de la comunidad de San MIguel en la parroquia de San Juan, Gualaceo. Vivía para sus dos niños, de 4 y 8 años de edad, por quienes trabajaba a diario y sin cansancio largas jornadas de trabajo como pastelero en una panadería de Gualaceo.
El se llevaba con todos. Le gustaba mucho cantar y tocar la guitarra
Lamentablemente, la panadería fue vendida y el, se quedó sin trabajo. Así pasó 5 largos meses buscando alguna oportunidad. No la encontró por lo que, decidió viajar a los Estados Unidos.
Como la gran mayoría de migrantes, pidio dinero para emprender el largo viaje y, el 28 de Febrero, luego de promesas de volver cuando consiga un capital para su familia en Ecuador, se despidió de sus seres queridos, con lágrimas en los ojos. Les prometió que el estaría bien y que por favor se cuiden y cuiden a sus niños.
Junto a el, viajaban otros migrantes del Azuay y Ecuador.
Así, entre risas y acariciando el sueño americano, llegaban a la prueba de fuego: el Río Bravo, el río que a devorado los sueños de miles de migrantes de todo el mundo y cientos de ecuatorianos, en Nuevo Laredo, estado de Tamaulipas, fronterizo con el estado norteamericano de Texas. Allí, al cruzar el río, perdió la vida el día Domingo 12 de Marzo, ahogado. Su cuerpo junto a dos compañeros de viaje que también serían del Azuay, fueron arrastrados hasta el condado de Zapata en Texas.
No deje que el recuerdo de su ser querido que partió se desvanezca: https://en.radiolimon.net/forum
Comentários