Un abrazo de su ser querido, fue todo lo que el menor, perdido a medianoche, en la selva, necesitó para ahuyentar de si todos los temores que lo inundaban en la obscuridad y misterio de la selva.
Eran horas en las que los animales salvajes salen a buscar comida. El oriente aún guarda misterios y uno de ellos es el de la boa, que se alimenta de humanos facilmente.
Una pista que sirvió a los rescatistas para asegurarse que iban por buen camino, buscando al niño era literalmente, tratar de encontrar una aguja en un pajar y quizá peor, por la inmensidad de la selva y la obscuridad impenetrable de la noceh+
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