Doña María Azuzena Cárdenas tenía una propiedad con mas de 100 cuyes, decenas de pollos runas, y otros animales caseros. A inicios de Marzo, viajó a Sucúa a visitar a su hija que se radicó allá buscando trabajo.
El 12 de Marzo, a través de una cadena nacional, el presidente Lenín Moreno, anunció las medidas para prevenir los contagios de COVID-19 en el país.
Luego de la declaratoria de emergencia y de la cuarentena obligatoria en todo el país, se declaró un toque de queda parcial el 17 de Marzo, desde las 21:00 horas hasta las 05:00. Esta situación se agravó mas adelante. Ya los buses dejaron de circular y aparecieron los primeros casos en Gualaquiza y otros cantones de Morona Santiago.
Doña María Azuzena junto a Fernando León, quien casi paga caro por ser buen corazón ya que en Gualaquiza, casí lo linchan por tratar de llevarla a Bermejos
Los alcaldes adoptaron medidas drásticas junto a las juntas parroquiales. Entre ellas, la política del nadie entra y nadie sale.
Se armaron retenes vigilados por militares y policías para cumplir esta política que busca evitar contagios en los cantones.
Cuando doña Azuzena intentó regresar a su propiedad, no hubo poder humano que lo permita. Conmovidos de esta situación, desde la Radio Limón se hizo pública su desesperación. El gobernador pidió a los respectivos alcaldes (Sucúa, Logroño, Méndez, Limón, San Juan Bosco y Gualaquiza) que se sensibilicen ante su situación pero no sirvió de mucho.
El primer intento por regresar a su propiedad en donde morían de hambre sus animales, agravado a que se refugió en Sucúa, en el hogar de una persona de escasos recursos que vive pagando arriendo, fracaso. Pese a que venía escoltada con un policía y avanzó a pasar los controles de Sucúa, Logroño y Méndez, fue detenida en Metzanguimi, Limón. Había conseguido un motociclista que la llevaría a Bermejos, Gualaquiza por 50 dólares y tuvo que dar media vuelta, junto a su escolta policial.
Así, toda desilucionada, pero con su ángel de la guarda a su lado, en la persona de quien le daba posada y comida en Sucúa, pese a su frágil situación económica, no desmayó en su intento por avanzar a su finca, que llevaba ya abandonada un mes.
Aparece entonces un amigo de su benefactor quien usaría su amistad con la policía para que ellos, permitan que no sea detenida en los controles. La nueva estrategia sería que ella y el conductor se tomen una foto y esta estaría circulando en todos los controles desde Sucúa hasta Gualaquiza para darles paso.
Inició nuevamente desde cero. Junto al hijo de su benefactor, emprendió en su auto, el viaje hacia Bermejos. En esta ocasión, las puertas se la abrieron gracias a la foto y a la presión en los medios sobre su caso. Pero, cuando todo marchaba como anillo al dedo, su pesadilla se agravó.
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