🟥 en audiencia, 2do llamado (no acudió al 1ro), principal sospechoso afirmó que ese día estaba en Cuenca y su carro, fue usado por otra persona
Era la tarde del Sábado 6 de Enero cuando Amelia Kitiar de 43 años de edad, pidió a sus niños la acompañasen a traer un racimo de plátanos.
Esto fue la felicidad de los niños. Salieron en grupo y se dirigieron hacia el lugar, unas pocas cuadras de su humilde vivienda., en las afueras de la ciudad de Sucúa. Cuatro de sus 6 hijos, la acompañaron. Entre ellos, Britanni Dayana, una hermosa niña de 4 años de edad. Adoración de su madre pues era la única mujercita con la que Dios la bendijo.
La calle donde madre y niños, iban felices a recoger racimo de plátanos y llegó el vehículo asesino contra esta humilde familia
La ilusión de los platanitos fritos puso a los pequeños felices, el mayor, de 12 años, iba primero. De la mano de Amelia, iba la niña, a su derecha, y así, todos juntos, avanzaron por la vía sin asfaltar que lleva de la vivienda a el lugar donde estaba el ansiado racimo.
A una distancia aproximada de unos 300 metros, la madre vio algo que heló su sangre: una camioneta Toyota avanzaba zigzageando con dirección a ellos. En segundos, la madre lanzó a los niños al lado. El mayor ya se había botado al monte y para la pequeña que estaba en sus manos, no tuvo tiempo y la camioneta, doble cabina, gris, la golpeó en la cabeza enviándola por los aires.
La madre, muestra el lugar donde la camioneta remató a la niña luego de enviarla por los aires
Cayó y seguía con vida, quiso levantarse y la camioneta paso sus llantas por encima de su pequeño cuerpo.
La madre lo vio y narra con lágrimas a Radio Limón que, la impresión la desmayó.
Cuando despertó en el Hospital Sucúa, ya entrada la noche, pensó que todo fue un mal sueño. Lamentablemente, personal de salud indicó que su niña había muerto.
Su vida cambió desde entonces, sus deseos de vivir, de hacerse una ilusión diaria, no tiene sentido para esta madre quien, acusa a un alto funcionario municipal de manejar en estado de ebriedad y provocar la muerte de la niña.
Los padres del pequeño ange doña Amelia Kitiar y don Daniel Kanirias Yuma. Tras ellos, su hogar en donde la hermosa niña, era feliz pese a su pobreza.
Acusa a fiscalía de no ser oportuna y permitir que huelas de este hecho lamentable, vayan siendo disueltas por el tiempo. Por ejemplo, tomar videos de cámaras de seguridad de la zona que sin lugar a dudas, captaron el atropellamiento, pedir a peritos, tomar huellas de volante para cotejar con el sospechoso, verificar lugares en donde se pudo comprar o consumir licor, verificar cámaras de la zona cercana al lugar donde fue encontrado el vehículo.
El sospechoso y acusado, no se presentó a la primera audiencia. Para el segundo llamado, si lo hizo, posiblemente recomendado de abogados que lo han asesorado a decir y mantenerse que el, no estuvo el día del accidente, que quizá haya conseguido algún informe médico de que se hacía un chequeo médico en Cuenca. Comenta fuera de cámara el abogado de la madre de la niña.
Esta casa, ubicada a unas dos cuadras del lugar del siniestro, tiene una cámara que debe captar el hecho, se desconoce si fiscalía solicitó la grabación o espera pretexto para no tomar evidencia vital en el esclarecimiento de la verdad que todo fiscal que no entre por un sueldo sino, pasión de servir, debe buscar
Doña Amelia en su dolor, jura que no se quedará así, que la justicia favorecerá al causante de su desgracia por su dinero, y que, por ello, ella hará justicia indígena, que, con ella, comenta llorando a Radio Limón, se equivocó y no se saldrá con la suya, indicando que ella sabe de otros casos de accidentes graves, provocados por el sospechoso que habría estado manejando estado de ebriedad.
Al respecto, gente de Sucúa indicó a este medio que, es común en el acusado, que es gallero, beber licor.
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